Entre julio y noviembre, tiene lugar una de las experiencias más cautivantes y memorables para todos los colombianos, el avistamiento de las ballenas jorobadas en las costas del Pacífico (específicamente en Bahía Solano y Nuquí).
Este fantástico animal, además de tener una apariencia imponente con una envergadura superior a los 16 metros, también nos recuerda las maravillas que el océano puede ofrecer y la importancia de su conservación.
El impresionante evento del avistamiento, es el principal atractivo del turismo en Bahía Solano. Sin embargo, este tipo de avistamientos no ocurren por casualidad, pues estas ballenas tienen que realizar una travesía a través de Latinoamérica para poder llegar a las costas de nuestro país y continuar con su ciclo de vida adecuadamente.
¿Cómo inicia la travesía de las ballenas?
Todo empieza desde la Antártida (una zona rica en alimentos), en donde durante el verano las ballenas jorobadas pasan gran parte de su tiempo alimentándose a base de krill y peces pequeños en cardumen, como el lanzón o el arenque.
En este periodo deben acumular la energía suficiente para poder efectuar su migración anual y sobrevivir un par de meses sin ingerir ningún nutriente, por lo que pueden llegar a pesar más de 400 toneladas.
Una vez consiguen las reservas de grasa necesarias, comienzan una travesía sin precedentes de más de 8.000 km, en donde miles de éstas pasan por toda la costa oeste de Suramérica y cruzan las costas de Chile, Ecuador, Perú y llegan finalmente a Colombia.
Las aguas cálidas del trópico les permiten dar a luz a sus crías en un entorno saludable y seguro, en donde las temperaturas son perfectas para los ballenatos, pues estos aún no cuentan con una capa de grasa aislante y necesitan de toda la atención de sus madres.
Las hembras usualmente están acompañadas de machos que funcionan de escoltas y protectores para el ballenato, pues vale la pena recordar que su periodo de gestación dura de 11 a 12 meses y debe alimentarse de leche materna por un periodo de tiempo prolongado, aumentando aproximadamente 45 kilos diarios.
Un animal imponente y digno de admirar
Las ballenas jorobadas, a pesar de ser solitarias, son criaturas bastante curiosas, por lo que es muy común poder encontrarlas nadando al lado de los barcos o saltando en manada al frente de los turistas de Bahía Solano y Nuquí. Lo anterior se convirtió, desde hace muchos siglos, en los orígenes de las historias de marineros y navegantes que afirmaban ver “monstruos marinos”.
Sin embargo, esta actividad también les ha traído algunos problemas. A partir siglo XX, la comercialización de su grasa llevó a Europa y Japón a agudizar la caza de estos mamíferos en los mares del pacifico norte, implementando técnicas de caza revolucionarias como el cañón ballenero, los arpones explosivos y la creación de flotas y barcos especiales.
A pesar de este crudo pasado, actualmente estos gigantes del océano han renacido de las cenizas, pues son una especie protegida desde el año 1967 y actualmente se estima que existen más de 10.000 ejemplares.
¿Dónde ver las ballenas jorobadas en el Pacífico Colombiano?
En Colombia, Boston, el oeste de Islandia, en la República Dominicana y muchas otras costas, la aparición de las ballenas jorobadas es esperada y documentada por cientos de personas que todos los años se reúnen para apreciar los cantos y los movimientos de sus magníficos cuerpos.
A nivel nacional, los colombianos tienen la fortuna de poder ver a esta especie desde las playas de Bahía Solano, Nuquí, la Isla de Gorgona, Bahía Málaga y Tumaco. Estos lugares son reconocidos por sus excelentes vistas, hospedajes y facilidades.
En Bahía Solano existen múltiples playas a las que los turistas se pueden dirigir como: Huila, El Valle, Mecana o El Almejal, donde se ofrecen constantemente tours de avistamiento oficiales y actividades de recreación adicionales enfocados a la exploración de la selva y los ríos locales. Sin duda, el turismo en Bahía Solano no deja de sorprender a los visitantes con sus múltiples atractivos.
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